sábado, 8 de noviembre de 2014

El Encuentro.

Estaba ante el mostrador de aquella tienda que parecía sacada de un tiempo pasado. Llenas sus estanterías hasta el techo de rollos de telas de tapicerías restos de los comercios "chic" de la ciudad. Podíamos decir que era una tienda "low Cost". Había engordado desde la última vez que la vio. Sus orejas parecían aún más grandes, su nariz más prominente y su cabello más escaso; como suele suceder a quienes nunca fueron hermosas y que al perder la juventud los defectos sobre salen en toda su crudeza. Pasó a su lado sin reconocerla pero al escuchar su voz y ver sus gestos exagerados al expresarse; supo que era ella. Al salir se volvió y la saludó.
- Hola Rosario -  nombre de letanía.
- Hola - le respondió sin mucho entusiasmo casi forzada a quien la saludaba.
Hubiese querido no hacerlo pues aquel encuentro le trajo de golpe los recuerdos que ella había calificado como el "cordón umbilical" que quería romper. Un día ya lejano lo perdió en manos de quien le había abierto las puertas de la magia, la pasión y la libertad. El encuentro la había descompuesto pero  en seguida se recompuso pensando que ahora tenía a su lado a ese otro que aunque fracasado y mediocre le ofrecía una compañía y un consuelo tan castrado como el suyo. 

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