El viento sopla con fuerza. La lluvia azota inclemente. La mar se levanta con furia y estalla embravecida. Su figura se dibuja solitaria en la colina. Sus ojos se llenan con la belleza de ese poder infinito al tiempo que siente en su rostro el viento y la lluvia y en su alma el desgarro de esa mar embravecida. ¡Cuánta hermosura, cuánto dolor, cuánta vida, cuántos Cuentos de Amor y Muerte!
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