Quiso acercarse.
Lo llamó por su nombre.
No le respondió.
Sintió en su mirada el frío,
en su gesto lejanía.
Se perdía entre extraños personajes.
Con el alma angustiada y el peso de su abandono,
sus ojos se abrieron en la noche alejando así,
una vez más la pesadilla.
¿ Dónde estarán las palabras ?
No las encuentra.
Antes emanaban del dolor.
Ahora solo queda la aridez del silencio y
el profundo vacío que la cobija con su manto frío
que cubre la ausencia que solo ella conoce.