sábado, 13 de septiembre de 2014

La Mirada Torva

Cuando entraron por la puerta a pesar de intentar expresar cordialidad su expresión corporal mostraba cierto envaramiento. Pero eso no le pareció algo anormal pues visitar la casa de alguien al que no se conoce puede producir embarazo. Sin embargo lo que le llamó realmente la atención fueron los ojos del hombre. No miraban de frente, ni con honestidad, ni por supuesto con dulzura. Eran huidizos, esquivos y algo turbios. Aun así los recibió con amabilidad, como le exigía la buena educación. Al finalizar la visita sin demasiado entusiasmo comentaron que la vivienda reunía las condiciones por ellos requeridas. Por su parte le apremiaba abandonar la hermosa casa demasiado grande ya para ella. Así que deseo que se decidiesen.

Una tarde leyendo la prensa en su computadora, sin saber por qué buscó noticias de aquellas tierras. Relataban el incendio devastador de una hermosa casa. Sus moradores habían podido salvarse pero de la vivienda no había quedado nada. Sintió una profunda tristeza pero siempre supo que aquella casa llena de magia jamás cobijaría al hombre de la mirada torva.     

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