jueves, 24 de diciembre de 2015

El 606

Una puerta de hierro vieja, unas escaleras de las que era imposible definir su color, un sótano en penumbra, lleno de gente vario pinta entre los que llamaban la atención algunos ancianos frágiles de barba y pelo blanco. Todo parecía surgir de los años sesenta con el tiempo colgado en sus paredes y personajes. Bohemia cargada de años.
De pronto surgió la música espléndida, vibrante, cuajada de ritmo. El mejor jazz ejecutado por maestros llenos de experiencia y pasión. Aquellos ancianos eran capaces con sus manos y maestría lograr al piano, guitarra eléctrica, bajo, saxo, bongos y batería la belleza del mejor jazz de Londres, El 606 Club de Jazz. El ritmo y la música lo embargaban todo. El público de todas las edades se entregaba y dejaba ir allá donde solo cada cual sentía.
Gracias por el regalo de compartir conmigo la magia de esa noche.
Gracias porque esa noche,  magicamente en sueños sentí el calor de los brazos de tu padre. Bailábamos felices al ritmo del Jazz Club 606 esta Navidad.
      

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