domingo, 13 de marzo de 2016

Fantasia

Lo vio de lejos. Estaba al otro lado del salón. Le resultó atractivo, algo que no era frecuente en ella. Debía tener sesenta y pico de años pero aún guardaba un aspecto agradable. Era negro y eso la hizo sonreír al pensar en los mitos que de ellos se decían. Decidió acercarse y sentarse próxima a a él. Era la primera vez que hacía algo así. No lo pensó mucho. La aventura de un encuentro sexual con un desconocido le resultaba inexplicablemente atractivo así que se dejó llevar por su instinto. Sabía que no sería la juventud que ya no tenía lo que captase su atención pero si su estilo de mujer con clase y una vida a sus espaldas. Siempre y cuando él lo apreciase. No tuvo dificultad en establecer conversación. Los dos se alojaban en el establecimiento hotelero. Los dos se encontraban lejos de sus países de origen. Los dos se entendieron en un idioma común. Todo transcurrió con naturalidad.  Los dos comprendieron que ambos buscaban el encuentro. Juntos se encaminaron a su habitación con el deseo ya a flor de piel. Sin pudor ni miedos ella recorrió su espalda y su torso ya por supuesto no tan firmes pero aun anchos y cálidos. Colocó su mano entre sus muslos que él apretó con fuerza. Buscó con su lengua sus rincones más ocultos y sintió finalmente como de nuevo un hombre penetraba en su cuerpo con pasión. Después la calma. Le sonrió. Se levantó. Paso al baño y salió vestida. Le sonrió de nuevo y se fue. Al llegar a su habitación terminó de hacer su equipaje. Bajo a recepción pago su factura y pidió un taxi para dirigirse al aeropuerto. Nunca más lo haría pero no porque le hubiese parecido algo reprochable si no porque no había sido más que una fantasía.    

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