domingo, 3 de febrero de 2019

Philae

La noche era cálida y tibia a orillas del Nilo. Las estrellas casi siempre brillantes en la bóveda oscura y profunda ésta vez se ocultaba tras  un velo de nubes.
La pequeña chalupa se acercó y nos llevó  por las tranquilas aguas del Nilo recogidas en el inmenso lago Nasser a la pequeña isla.
Allí estaba el templo de Philae bello, magnífíco al tiempo mágico y evocador.
La iluminación rojiza sobre sus piedras milenarias cargadas de jeroglíficos  y relieves dedicado a la diosa Isis me recibió abrazándome el corazón con la magia  de los sueños perdidos de miles de años.
Entonces sentí la emoción de la belleza y grandeza del hombre.
Las luces, la música y las palabras brotaron evocando el devenir de Philae. El Nilo narraba su historia mientras Isis explicaba su sentir.
Esas hermosas historias cargadas de magia me llevaron a soñar, a creer. Me deje envolver por la vida y la muerte sumergiéndome en las eternas aguas del Nilo y Philae me habló.

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