El otoño se viste de gris. La niebla con su pesado manto lo envuelve todo. Nada queda del ocre de las vides ni, del dorado de los árboles. Ahora parecen gigantes desnudos perdidos en el frío. La escarcha cubre las flores de los jardines marchitándolas. La tierra desolada me abruma con su color parduzco. Sumida en la estrechez de la inmensidad de tierra adentro me ahogo en su aridez y frío.
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