Muchas veces me has dicho que escribiese un cuento a nuestros nietos. Lo cierto es que nunca lo hice. Ahora si lo haré. Pero no será un cuento de príncipes valientes, gnomos divertidos o dragones dormilones. Tampoco un relato de ocas viajeras, gatos inteligentes o pícaros ratones.
Les contaré la historia de su abuelo. El abuelo que amaba las montañas y cruzó los Pirineos. El abuelo que buceaba en la mar y recogía percebes en las rocas. El abuelo luchador y tenaz que no abandonaba ni claudicaba. El abuelo apasionado por la música con él que escuchaban a las grandes orquestas e intérpretes y les llevó a los cuatro años al primer concierto. El abuelo que les arreglaba los juguetes rotos. El abuelo que hacía la más grande y mejor tortilla de patatas. El abuelo con él que regaban el jardín. El abuelo que soñaba con enseñarles muchas cosas. El abuelo que tanto les quiere. El abuelo que siempre estará en el corazón de la abuela y del que cuando cada noche les cuente un cuento les contaré una aventura de su abuelo.
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