EL sol penetra con fuerza por las ventanas. La belleza de los celajes de estos cálidos atardeceres de suaves celestes y centellantes rosados nos consuelan y abrazan con su hermosura. El silencio es total. Tu descanso es plácido y tranquilo. Y cuando el dolor ataca con sus zarpas me acuesto a tu lado juntamos las manos y no nos destruye su crueldad. Mientras el sol nos cobija con su resplandor.
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