El tren circulaba a gran velocidad y llovía. De pronto aquel paisaje, tantas veces visto, con un cielo gris casi a ras de suelo y azotado por una lluvia tupida y fina le pareció nuevo y diferente. Tenía magia. Aquellos pinares se llenaban de misterio al ser bañados por esas nubes bajas. Se sintió abrazada por él. Era como si el paisaje entendiese su alma y quisieran darle la bienvenida al regresar.
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