sábado, 9 de agosto de 2014

Pequeñas Actividades

Se levantó como casi todos los días a las ocho de la mañana. Aunque no tenía por que hacerlo pues sus obligaciónes no eran más que las que se marcaba ella misma. Pero se había acostumbrado hacerlo y en verano era agradable sentir el frescor de esas horas de la mañana. Abrir las ventanas para refrescar la casa y asomarse al jardín mientras los aspersores automáticos pulverizaban el agua en su riego. Como siempre todo estaba en calma. Le gustaba la tranquilidad de su vecindario aunque ultimamente se había visto algo alterada por la llegada de un vecino que poco le agradaba. De unos cincuenta y pocos años, canoso y con aire de creerse atractivo cuando en realidad su aspecto era de poca clase. Un chuleta de medio pelo mal educado. Estaba claro que le era desagradable.  Así que cuando escuchó el ronco quejido y oyó como se desplomaba el cuerpo al otro lado del seto, sonrió. ¡Había tantas formas estúpidas de morir! 
Pronto volverá la calma -  pensó y siguió con sus pequeñas actividades.

                                                                                                                                                                          

No hay comentarios: