domingo, 31 de agosto de 2014

Unidos

Bajó despacio desde la colina por el sendero sinuoso y abierto al infinito paisaje del mar. La costa se dibujaba azulada a esas horas del atardecer. La vista era espléndida. La hermosura de la perfecta armonía entre esa mar tranquila a punto de recibir al sol, las suaves colinas verdes y el celeste intenso de un cielo salpicado de nubes blancas la hizo constatar que aquel rincón del mundo era suyo. Allí había empezado el círculo de sus vidas  y allí había concluido. Siempre estarían eternamente unidos a esa colina.  

No hay comentarios: