jueves, 29 de septiembre de 2011

Por Primera Vez

Caminando  por las suaves y verdes colinas  que bordean  los acantilados,  escuchaban  bramar las olas al  reventar  contra las rocas.  Ante sus  ojos se abría una  inmensidad casi  infinita.  Ese día el cielo y la mar se confundían en un mismo azul. A lo lejos  un caserio  dibujaba su perfil.  Eran jóvenes, con la pasión y el deseo a flor de piel.  Sonriendo y con prisa buscaban  el lugar perfecto donde temblando descubrirían por primera vez lo que sus cuerpos ansiosos anhelaban. Y,  allí entre el mar y la montaña  se unieron tímida e inexpertamente mientras él  le decía:
“Te das cuenta de lo que estamos haciendo”
Ella  sonrío. Torpemente   pero  con infinita ternura buscaron sus cuerpos.
Después  fueron    descubriendo los rincones  dulces y secretos de la geografía de sus  pieles  y con pasión desatada  palparon y lamieron la hermosura  de su   amor  trenzándose en él.  

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