Cuando el dolor ataca y gimes. Cuando tus ojos me miran y tus labios imploran “por favor, por favor” rogando que el dolor cese. Dentro de mí se me desgarra el alma. La impotencia me ahoga y un grito sordo ruge en mi interior “por qué hay que sufrir así”. Cuando dicen:”controlaremos el dolor” son “¡mentiras!”. Lo intentan. Pero van detrás de su estampida sin control sin alcanzarlo, sin dominarlo.
Yo muero con tu dolor y soy como el prisionero ante el verdugo infame que destroza a los seres amados del reo para llevarlo a la desesperación. Tu dolor me tortura y mi alma gime contigo ante la crueldad de tu padecer hasta hacerse añicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario