El verano siempre es caluroso en Salamanca. Aunque en la vieja universidad los muros espesos de sus aulas guardan el frescor de los días fríos. Durante los meses de julio y agosto su claustro se llena de lenguajes de musicalidades y acentos diferentes. Sé inicia el curso para extranjeros. Aquel año se denominaba “La España Profunda”. El temario era atrevido e interesante. Un ciclo avanzado de lengua española, literatura y cine, combinado con visitas guidas por la ciudad descubriendo sus más hermosas iglesias, conventos y palacios y conciertos de música barroca.
Fue el verano más hermoso de su vida. No solo se impregnó de conocimiento y belleza sino también de pasión. Su joven amante, perfecto a sus veinte y un años llegaba los fines de semana. Entonces locos se amaban hasta la extenuación. Después mientras recorrían la ciudad dorada, ella le contaba entusiasmada todos los pormenores y detalles de las clases y conferencias. Finalmente cansados se sentaban frente a la universidad, a los pies de la figura de Fray Luis de León y soñaban con el futuro.
Hoy, mientras las lágrimas humedecen sus ojos recuerda. Hasta ella llega con total claridad el olor y el sabor de su amor y piensa que eso nunca se lo arrebataran. Tristemente sonríe sintiendo su dulce recuerdo y cerrando los ojos revive ese eterno verano.
1 comentario:
A veces es difícil separar el amor del dolor de la despedida y la nostalgia... A quien no le ha costado en su vida?
Si te gusta la fantasía te invito a visitar
http://mariaiholandarondon.blogspot.com
Publicar un comentario