La vida pasa a mi lado como el paisaje a través de la ventana de un tren. La gente entra y sale, va y viene. Yo ni entro ni salgo, ni voy ni vengo. Solo estoy. Estoy a todas horas con el dolor, el sufrimiento y la enfermedad. Parece que vivo en otra dimensión. Lejos de la normalidad y de lo cotidiano. Los días son extraños y lejanos. Parecen fríos y brumosos. El vacío que me embarga inunda mi tiempo parado en la tristeza. Y cuando todas las mañanas abro los ojos quisiera despertar del mal sueño que me habita. Pero la realidad cruel y obstinada se hace presente y vuelvo a ver pasar la vida a través de la ventana de un tren que lleva a ninguna parte.
1 comentario:
Martine, si el objetivo de tus textos es hacer sentir, no dudes que lo consigues. Os vemos a través ellos, y no podemos hacer más que eso, veros en esa soledad que disfrutáis juntos.
Me viene a la mente unos versos de A. Machado:
"cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos del mar"
Un fuerte abrazo a los dos.
Fernado Estévez.
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