Oscuro como un navío fantasma
cerca de los
acantilados unas veces en medio
de una mar
en calma otras
bañado por la fuerza de
una espuma blanca;
la roca y
su ermita lo recibió a
sus pies. Desde
la playa ella
la miraba y
era como mirarlo
a él robusto
y fuerte, altivo
y soñador. Lo
había perdido y
esa cruel realidad
la acompaña siempre
como un oscuro
navío fantasma, unas veces en
medio de una
mar en calma
otras bañado por la fuerza
de una espuma
blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario