Sabía que iba
a ser duro.
Pero lo que
no sabía era
que Lang Lang ,
su pianista preferido, con
su enorme pasión
y talento iba
a interpretar el “concierto nº 1
para piano y
orquesta” de Tchaikovsky. Cuando escuchó
los primeros acordes
creyó que no
podría soportarlo. Pero
llenándose de valor
cruzó los brazos
sobre su pecho
como si lo
abrazase y le
dijo: “va por
ti mi amor”
y subiendo el
volumen del televisor se
sentó a verlo
y escucharlo. Lloró
sin pudor mientras
la música fluía
magnífica y a su mente
afloraban los recuerdos.
Tenían veinte y
pocos años cuando
en aquel apartamento
frente al mar
en la pequeña
mesa con su
mantel azul y
vajilla blanca, iluminada
por la tenue
luz de una romántica vela
le aguardaba una
cena de amor.
Al oír sus
pasos rápidos subir
por la escalera
ponía el
disco del concierto
nº1 para piano
y orquesta de Tchaikovsky
interpretado por la
orquesta filarmónica de
Berlin dirigida por
Herbert Von Karajan. La
música les envolvía
al tiempo que
se fundían en
un abrazo dulce
y emocionado. Él
feliz observaba su
vientre de embarazada, ella le sonreía
llena de vida
y de luz.
Ese concierto les
acompañó a lo largo de
la vida.
Juntos lo escucharon
y vieron interpretar
por grandes orquestas, solistas
y directores. La
última vez fue
una retransmisión desde
Shoubroum con la filarmónica
de
Viena dirigida por
Zubin Mehta y
como solista precisamente a
Lang Lang. Los dos
lloraron pues sabían
que nunca más
lo escucharían. Hoy
aunque está sola
escuchándolo se llena
de él con sus recuerdos
y sentirá su
mano cálida y fuerte, como
tantas veces, apretando
la suya emocionada
al oir la
maravillosa música del “concierto nº 1 para piano
y orquesta de Tchaikovsky”
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