Han pasado tres meses y cuando
por las mañanas
mira su lado
de la cama y
no lo encuentra
le sigue pareciendo
imposible que ya
no esté, que
se haya ido
que se haya
muerto. Palabra horrible
que le hiere
el alma por
rotunda y definitiva.
Prefiere decir que
se ha ido
que ya no está. Así le parece
que volverá
que cualquier día
regresará. Solo ella
sufre la pena
inmensa de su
ausencia. Solo ella
ha perdido la
razón de su
vida, su amor
y su compañía. Solo ella
vive su ausencia
día a día.
Solo ella padece
el dolor de
su vacio. Solo
ella sabe lo
unidos que estaban
y como él le
decía “solo somos
tú y yo,
mi amor”.
¡Qué pronto se
fue! ¡Cuánta vida podían
haber compartido aún!
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