Quienes resentidos por
el desamor dejado o que
conviven tristemente con
él. Quienes exaltan su
soledad e independencia. Quienes prefieren ser
muchas cosas antes que compañeros, cómplices y
amantes. Quienes jamás
han conocido lo
que es amar y ser amados. No
pueden comprender el
dolor devastador de la pérdida
de un amor profundo
y
enraizado. Que llenó la
vida entera. Con
él que se
aprendió a crecer
y ser persona.
Que está lleno
de recuerdos de pasión exultante
cuando el cuerpo joven
lo pedía. Cargado
de ilusión y
fuerza cuando emprendió
el camino. Que
llegó a la
complicidad y a
la simbiosis. Esos no sufrirán
jamás el desgarro lacerante de
la ausencia. Pero tampoco conocerán
lo hermoso y
único que es
que te amen eternamente.
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