Tuve un sueño,
me dijo. Dormía
plácida, cuando sin
saber porque, miré
hacia arriba; cientos de campanillas blancas llenaban
el techo de la
habitación. Las seguí con
la mirada y vi cómo se
alejaban por el balcón
entre abierto donde, bajo la lluvia
se perfiló su
figura cobijada por
un paraguas que
luchaba contra el
viento. Entonces tranquila
le pregunté - ¿Ya
regresaste? - y él
tranquilo me respondió
- Ya estoy aquí - No lo vi.
Pero lo
sentí. Su cuerpo se acercó tanto que
de nuevo lo
tuve en mí.
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