Levanta los ojos
y tras los
ligeros visillos que cubren
la ventana ve
un cielo entre
nubes y claros
de una primavera
de lluvias y
sol. A veces cae con fuerza
pero es tibia
y no deja
el alma fría.
Poco a poco
surgen alegres rayos
de sol iluminando
las últimas gotas.
Le gusta mirar
ese juego de
luz y agua. Cierra los
ojos y siente
una sensación de
honda nostalgia, es
dulce y suave
como una imperceptible
caricia. Mientras los últimos rayos
de sol entran
por su ventana
como cálidos
besos.
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