Era una copa de fino cristal tal vez algo
pasada de moda,
pero delicada y evocadora de otros tiempos.
La tomo en
su mano y con un
ligero golpe escuchó
el perfecto sonido
de su cristal.
Una copa, una
simple copa llena
de brindis
hermosos. Una
copa perdida que
un día adornó
una mesa de
manteles de lino
y finos bordados.
Se la llevó
a los labios
y sintió el
cálido beso de
quién un día brindo en
ella.
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