Nunca pensó que
el mundo se
le iba venir
abajo. No realizó
durante esos meses
tan duros de su adiós
enredada
como estaba en
una tela de
araña de medicinas
y cuidados con
el único pensamiento
de atenderlo que, si
bien
como ella le
dijo él viviría
en ella; ella
no iba a
poder vivir sin
él. Pasa el
tiempo, ese del que dicen
lo cura todo o el que en realidad tan
solo adormece el
alma y su pena. Y,
ella sigue sin
alma y sin
vida. Busca y
no encuentra. Lo
que ve no le gusta.
Vivir esperando lo
que nunca llegará mientras
se va pasando
la vida. No
es capaz de
engañarse, no es
capaz de mentirse y
hueca con las
entrañas vacías busca
pero apenas logra
aturdirse y no
pensar. La invade un
enorme cansancio y
quisiera volar y
perderse en la
nada. Ya no le importa
que no la
entiendan. Que no
quieran saber de
su dolor. Sola
encontrará la salida.
Todavía se puede
morir de amor.
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