sábado, 15 de octubre de 2011

Pole Pole

                                                                   
Todos  los  días   cuando  abres los ojos,  ves  entre  las fotografías  de  tus  nietos  la  foto  del Kilinmanjaro  con su  perfecto  perfil  de viejo  volcán  extinguido solemne y dormido.  Con  su cabellera  blanca de  anciano sabio  ha  visto  el  pasar  los tiempos,  un  día  luminosos  hoy   sombríos  en medio de  la bella  sabana Africana.
Como  los guías y cargadores  kukuyos  que suben de madrugada,  acompañando a los montañeros,  hasta su cima para  desde  ella  contemplar al amanecer la inmensidad  de  la hermosura  africana;  repites “pole,pole” (despacio, despacio)  e intentas marcar el paso lento de  la ascensión con el aliento escaso.  Para así llegar a la  cumbre y  sonreír   por haber   alcanzado la meta  de tu destino.

1 comentario:

María Iholanda Rondón dijo...

tus cuentos tienen belleza y profundidad, algunos son tristes, otros sencillos como este "Pole Pole", me gusta la imagen del hombre que al subir la montaña cumple su destino...
Te invito a visitarme tambien
http://mariaiholandarondon.blogspot.com