Todos los días cuando abres los ojos, ves entre las fotografías de tus nietos la foto del Kilinmanjaro con su perfecto perfil de viejo volcán extinguido solemne y dormido. Con su cabellera blanca de anciano sabio ha visto el pasar los tiempos, un día luminosos hoy sombríos en medio de la bella sabana Africana.
Como los guías y cargadores kukuyos que suben de madrugada, acompañando a los montañeros, hasta su cima para desde ella contemplar al amanecer la inmensidad de la hermosura africana; repites “pole,pole” (despacio, despacio) e intentas marcar el paso lento de la ascensión con el aliento escaso. Para así llegar a la cumbre y sonreír por haber alcanzado la meta de tu destino.
1 comentario:
tus cuentos tienen belleza y profundidad, algunos son tristes, otros sencillos como este "Pole Pole", me gusta la imagen del hombre que al subir la montaña cumple su destino...
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