Nunca se me ha ocurrido preguntarme por qué a él. Por qué precisamente ese cáncer tan maligno en esa zona tan poco corriente, con una incidencia del 2%. ¡Qué absurdo! Creerse diferente o privilegiado para ser absuelto del sufrimiento. ¡Qué falacia! Pensarse fuera del alcance de las desgracias y hacerse, esa para mí absurda, pregunta. Cuando en todas partes los seres humanos son desbastados por la tragedia y el dolor.
¿Es que acaso soy especial? ¿Acaso no soy como los demás? No. Entonces nada me libra del dolor y la muerte. No me rebelo ante mi suerte. La acepto como parte de la vida. Es la ruleta rusa en la que jugamos todos y esta vez la bala me tocó a mí. Centro todas las energías en buscar y encontrar las mejores soluciones. No hay nada extraordinario en mi lucha. Soy como muchos otros que padecen. No queda más que encarar la situación con inteligencia y lógica. Evitando las emociones que nos arrastran. Afrontar las batallas siempre y cuando existan posibilidades y fuerzas para ganar la guerra. Pero si es una guerra perdida y sucia rendir las armas sin estridencias y firmar la paz definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario