jueves, 20 de octubre de 2011

¿Por Qué?

Nunca se me ha ocurrido preguntarme por qué  a él.  Por qué precisamente ese cáncer tan maligno en esa zona tan poco corriente, con una incidencia del 2%.  ¡Qué absurdo!  Creerse diferente o privilegiado para ser absuelto  del  sufrimiento.   ¡Qué falacia!  Pensarse  fuera  del  alcance  de  las  desgracias  y hacerse,  esa   para    absurda,  pregunta.  Cuando en todas partes  los  seres humanos  son desbastados  por  la  tragedia  y  el dolor.
¿Es  que acaso  soy especial?  ¿Acaso no soy como los demás?  No.  Entonces  nada  me  libra  del  dolor  y  la  muerte.  No  me rebelo  ante  mi  suerte.  La  acepto  como  parte  de  la  vida.  Es  la  ruleta  rusa  en la  que  jugamos  todos  y  esta  vez  la   bala   me  tocó  a  mí.  Centro  todas  las  energías  en  buscar  y  encontrar  las  mejores  soluciones.  No hay nada extraordinario  en  mi  lucha.  Soy  como  muchos  otros  que  padecen.  No  queda  más que  encarar la  situación  con   inteligencia   y  lógica.  Evitando las emociones  que  nos arrastran.  Afrontar  las  batallas siempre  y cuando  existan  posibilidades  y  fuerzas  para  ganar  la  guerra.  Pero  si  es una guerra  perdida  y  sucia  rendir   las  armas   sin  estridencias  y  firmar  la  paz  definitiva.    


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