No me reconozco. No reconozco la entereza ni la capacidad de aguante, ni el control de las lágrimas que muestro. Aunque para muchos soy una mujer fuerte, yo nunca he acabado de creerlo. Pero, quizás pueda ser cierto.
Ante el dolor y el sufrimiento tomo mi armadura y salgo a la batalla. Domino a mi caballo y lanza en mano lucho sin descanso.
Sin embargo, frente a las palabras y gestos desabridos y la capacidad de herir con ellos me siento vulnerable. Frágil ante su daño, me laceran y me rompo.
Y, cuando las tormentas agitan mi apasionado amor, mis caballos se desbocan. Tiemblo y lloro ante el miedo al desamor. Por eso quizás no sea fuerte.
1 comentario:
Por supuesto que eres fuerte y sensible a la vez. Esa fuerza y esa maravillosa compañía ha sido una medicina insustituible para esa PERSONA que ha luchado y lucha contra sus miedos y fantasmas. Es muy afortunado porque estás ahí, acompañándole y animándole en esta carrera de fondo y por supuesto de ESPERANZA. Sois dos personas absolutamente excepcionales. Muchísimas gracias.
Publicar un comentario