Abatimiento, cansancio,
vacío,
desesperanza se repiten
día tras día
sin solución alguna.
No sabe ni cómo ni porque continua.
Vive en el
automatismo y la sinrazón.
Sueña
con encontrar la
fuerza o la
locura para poder
terminar. Abandonada a
su suerte espera.
Grita y llora su alma.
Sabiendo que nadie,
nadie entiende todo
lo que perdió
cuando aquella madrugada
oscura se subió
al tren de
la soledad.
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