Le enseñó a no
engañarse. Le enseñó hacer frente a la realidad.
Le enseñó a encarar la vida
con valentía y
a llamar a las
cosas por su
nombre. Por eso ahora no
se engaña, mira
la realidad y
trata de enfrentarse
a una vida para ella
ya vacía. Y a pesar de saber
que le falta el alma; amputada
camina.
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