Una luz amarillenta
los ilumina. Desolados
en su desnudez
parecen fantasmas. Son
los compañeros de
sus noches. Erguidos
vigilan su soledad.
En silencio la
protegen. Saben de sus lágrimas
ocultas. La quisieran
consolar pero tan
solo podrán cuando
se cubran de
nuevo y el
viento los meza. Entonces la arrullaran con
su hermoso murmullo
que recuerda a
la mar.
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