En su cabeza
vivía el fantasma
de ese amor
imaginario. El novio
soñado de una fantasía
enferma. Lo amaba
y él le correspondía,
aunque
nunca lo hubiese
visto. Quería
enviarle palabras hermosas, aunque no le respondiese.
Eso no importaba,
ni mermaba su
querer. Sin embargo
la malvada se negaba.
La había visto
y se enfrentó
a ella pero no le respondió. No le afectó
su actitud, tenía la seguridad
de que muy
pronto se iba
a reunir con él. Aunque
la malvada cerrase
la puerta con
llave y escuchase
sus pasos sigilosos
y el roce
de su bata
blanca alejarse por el
largo
pasillo tenebroso de su mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario