Como en casi todos los
cuentos podía empezar
diciendo:
Hubo una vez dos jóvenes
de veinte años
que hace muchos
años, cuarenta y
tres, empezaron, un
día como hoy, una nueva
vida. Esa mañana
lluviosa y fría,
en una pequeña
ermita perdida en un monte
cerca del mar,
juraron amarse. Llenos
de pasión emprendieron
su camino. Aprendieron a
explorar sus cuerpos
y a comprender
sus almas. Buscaron de
la mano los
pasos a seguir.
No aceptaron ni
reglas ni costumbres.
Se fueron uniendo
tanto que eran
uno. Sus pensamientos
se cruzaban, sus
gustos se enlazaban sus ojos se miraban,
cómplices vivían. Hasta
que como en casi todos los cuentos
vino un monstruo
cruel. Quisieron vencerle pero lo
devoró. Entonces ella quedó vacía
y ausente. Hoy me
la encontré en la pequeña
ermita perdida en
un monte cerca
del mar.
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