Esa mañana sentada delante de
la computadora frente
a la ventana,
viendo algunos retazos
de cielo azul y
los
árboles aún desnudos
esperando la ya próxima
primavera; intenta
escribir. Aunque
para ella todas
las mañanas son
iguales. Le dan
lo mismo. Nada tienen de
especial. Sábados, martes carecen
de
importancia. Su único
objetivo es que
pasen rápido sin
hacerle demasiado daño. Que ese
día algo la
distraiga. Que no sienta tanto
ese dolor en
el pecho. Que ese morir
viviendo no la
lleve a la muerte.
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