Oculta y en
silencio en el
universo callado y tranquilo de
su mundo interior
encuentra el bálsamo
que la ayuda
a sobrevivir. Le molesta el
ruido de voces
ajenas que ni
la conocen, ni
la comprenden. Solo ella sabe de
la profundidad de
su herida, de la complejidad
de su vivencia
y comprueba lo que él
tanto le repetía “no somos más que tú
y yo”. Ahora
solo está ella
sin esperar ya
nada.
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