No hacía falta
más que el
menor pretexto para
que empezase a
hablar sin parar.
Sin detenerse a pensar si
era prudente contar
todo aquello y
si realmente le
podía interesar a
su interlocutor. Hablaba
rápido y gesticulando
mientras desgranaba
intimidades. Por supuesto
que le llamó
la atención. Era
una personalidad fuera
de lo corriente.
Hasta su físico era
diferente. De pequeña
estatura y complexión
menuda su cuerpo era proporcionado y bien
conservado para la
edad que aparentaba.
Pensó que qué
rondaría los setenta años. Aunque le
dijo tener muchos
menos. El pelo
blanco recogido en
un moñito gracioso,
su cara redonda
con una nariz
respingona, sus ojos grises
vivaces y una boca con
unos dientes algo
salidos le daban
un toque infantil
y divertido. Toda ella era peculiar.
No tenía por
costumbre hablar con
los desconocidos compañeros
de viaje pero
no fue posible
evitarlo esta vez.
Además, qué más
le daba, era
como una comedia disparatada
que por inverosímil divierte.
Le explico que hacía dos
años que casi
todos los meses, más o menos, realizaba el
mismo trayecto. Estaba
pensando trasladarse pero
aún no estaba
segura además el
idioma le resultaba
una barrera. Pero ella
se entendía a
su manera con su amigo.
Era mucho más joven que
ella. Pero es
que siempre se
le acercaban hombres
mucho más jóvenes. No
sabía por qué les
atraía. La miró
con lástima. Acaso
no se daba
cuenta que solo podía
ser por dos
cosas, dinero o por algún
complejo extraño. Le
explicó que lo
conoció por medio
de una red
de contactos de
las serias pues había que
pagar. Además internet
es tan segura
como conocer a
alguien por la
calle. En todas partes te pueden
engañar, le afirmó. Sonreía
y la escuchaba.
No pensaba opinar.
Aquella pobre anciana
era una mujer
sola y desesperada.
Que probablemente no
supo amar y
perdió lo mejor
de su vida.
Al final del
viaje se despidió de
ella deseándole buena
suerte. Pensó que
nunca más sabría
de ella. Sin
embargo se sorprendió
cuando unos meses más tarde
al hacer el
mismo trayecto compró
para distraerse el
periódico local y vio la
fotografía de una
mujer mayor de
pelo blanco, cara
redonda, nariz respingona
y ojos grises
y vivaces en
la sección de
sucesos como la presunta autora
del asesinato de un hombre
relativamente joven que
se suponía era
su amante.
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