Esa mañana se despertó temprano
algo poco habitual
últimamente en ella.
No solía levantarse
antes de las nueve
de la mañana.
No tenía nada
especial que hacer.
Además en invierno
lo mejor era
quedarse en la
cama viendo o
más bien oyendo
entre sueños las
noticias deprimentes de
la televisión. Pero
se decía que
debía estar informada
por principio, aunque
escuchar los escándalos
financieros de todo
tipo y la
falta de toda
ética de los
políticos del país
era asquean te. Sin
embargo, lo cierto
era que poco
le importaba todo.
Hacía tiempo que
había dejado a
un lado cualquier
tipo de creencia.
Tenía muy claro
que nadie pierde
con nadie. Que
cada cual se agarra
y
se monta el
circo que más
le conviene. Así
que esa mañana
antes de las
nueve, en contra
a su costumbre
se arregló como
siempre lo hacía,
pintándose un poco los ojos, un poco
de maquillaje sin
olvidar su perfume.
Tenía clase y era
diferente. Ya no
era joven pero podía decirse
que aún era
una mujer guapa. Bajo
al garaje. Abrió el automóvil,
se sentó, dejó
los guantes y
el bolso en el asiento
del copiloto y encendió
el motor. No
fue a ninguna
parte se quedó
para siempre en el garaje
cerrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario