- Cuando en una tarde plomiza se confundan el cielo, la lluvia y el mar. Cuando el frío y el gris acerado del vacío corte el alma. Cuando desaparezcan las ilusiones y se borren los sueños. Entonces debería llegar la muerte. Debería acudir solícita a la llamada. Como una amiga anhelada abrazarte cálida. Para así descansar en su regazo olvidándolo todo. Para así acogerte en su seno y envolverte en el halo de la nada. Terminar sin esperar vivir el hueco profundo del vacío y el triste fin de una decrepitud sin sentido. Así pensaba al ver caer la lluvia monótona y tenaz, sintiendo el frio apoderándose de ella y el tiempo pasar sin esperanzas.
viernes, 5 de agosto de 2011
Pensaba
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